El Toro de Barro

El Toro de Barro

martes, 25 de septiembre de 2007

Invitaciones de El Toro de Barro: Rosa Alice Branco y Egito Gonçalves

Flor de tinta
(Rosa Alice Branco)


El poema es el dibujo de esta letra
inclinada por el rumor del viento
cuando le pido abrigo
y veo en él el espejo de mi cuerpo
reposando en tus brazos de ayer.
La tinta aún no ha acabado de secarse
el olor fresco de la página se vuelve hacia la página siguiente
y mi voz se oye mejor al viento
cuando conspiramos en el silencio
la próxima letra
y la exactitud de su dibujo.
Ahora hay mimosas en los árboles
y allá abajo el río ya no es como era
ni sabría serlo.
Olvidé cómo se bebe el agua con la mano
o cómo se bebe la mano
del río.
Yo existía en esa transparencia
en la flor espiritual y líquida
de la tinta
que retoca en el papel su vida.
Esta letra es mi nombre deletreado por ti
o mi nombre que todavía no está seco
y te mira desde las acacias que florecen amarillas
en el rigor del invierno.
Cualquier palabra tuya me dibuja
y así comienza cualquier cosa
que me estaba destinada desde siempre.





La escritura como gran metáfora de la emoción amorosa: esa es la gran almendra espiritual de la Caligrafía de Rosa Alice Branco y de La cicatriz amable de Egito Gonçalves, poemarios que El Toro de Barro sacó adelante el año 2001 en sus Cuadernos del Mediterráneo como un gesto de renovación del ya viejo abrazo a la poesía portuguesa -y brasileña- que estuvo en los orígenes mismos de sus tradiciones. Vistos desde la lejanía del tiempo, tanto los poemas de Egito como los versos de Rosa Alice -que con tanta delicadeza tradujo al castellano la poeta gaditana Mercedes Escolano- se nos antojan un hermoso diálogo amoroso entre dos de las voces más significativas de la poesía portuguesa contemporánea, que estuvieron unidas por muchas y arriesgadas aventuras literarias y, al tiempo, hcieron de su alma una casa común suspendida del aire -hasta el finl- por un hilo de seda.
Sirva este renovado abrazo de El Toro a la poesía lusitana como un silencioso homenaje, también, a Egito Gonçalves, cuya muerte -acaecida en las postrimerías del año 2000- nos dejó a quienes le admirábamos un poquito cada vez más solos, y del que aquí queremos dejar su voz rodar al cabo de una dicha que no cesa:


Tu nombre
(Egito Gonçalvez)

Tu nombre es un vocablo
de amor,
una caricia
que la lengua desenvuelve.
No puedo pronunciarlo
en voz alta
cuando no estoy solo. Las
respiraciones ajenas
corrompen: podría
disolverse en el viento,
fragmentarse,
perder
su misterio indescifrable,
desviar
la flecha de su blanco.
Lo pronuncio eliminando
el sonido, dos sílabas
que ruedan por mi cuerpo,
abren los poros y,
por medio de los ojos,
envían el mensaje necesario
al soporte de Octubre.
Todo canta, rodeando el silencio,
la brisa leve que perfuma
las letras
cuando traspasas la puerta
y tu sonrisa dulce
avanza hacia mí.
La garganta se abre,
las sílabas revolotean,
transforman
el espacio en música,
los acordes del agua:
mi cuerpo es ahora una cama
en la que la alegría abre
la felicidad, sus alas.




(El lector podrá encontrarse con la biografía de ambos autores, y con sedas antologías de su obra poética, a través de los vínculos que figuran en el texto con letra más oscura
)


sábado, 15 de septiembre de 2007

Invitaciones de El Toro de Barro: Ángel Crespo


Venecia recorrida por un caballo

Venecia recorrida por un caballo
de noche por un caballo
blanco animal que avanza
trotando por el aire de la noche
que todavía no se hace viento caballo
desconcertado es un caballo
recortado a golpes de luz ya al galope
fino como un ciervo una cierva
un unicornio caballo de crines
onduladas que no mueve el viento
como el caballo de un grabado
o de una tela sin montura
ni caballero descabalgado
caballo que cruza Venecia
de noche y ni vuela ni para
al espantarse de los puentes
con gracia de caballo manso
corriendo sin que se despeine
la crin rizada de la cola
al pie de las casas y canales
deshabitados llenas de agua
que no le salpica los flancos
descabalgado blanco como
una luna que se refleja
en el aire un caballo
que se pierde en Venecia
entre mis versos: ese caballo.




Con la emoción contenida de quien cree haber descubierto por primera vez la joya que otros muchos contemplaron antes, «El Toro de Barro» te ofrece el resplandor de quien fue uno de sus númenes tutelares: la poesía de uno de los grandes heterodoxos de la poesía española del siglo XX: Ángel Crespo. La certeza de que el lenguaje era, en sí mismo, la principal fuente de emoción poética, y el convencimiento de que la poesía que importa no es otra que la poesía que emerge libre ya del yugo del tiempo que la engendró, constituyeron los cimientos de una vastísima obra literaria que comenzó a principios de los años cincuenta con su militancia en las vanguardias postistas; continuó en las lindes de las estéticas realistas proponiendo un realismo nuevo, el «realismo mágico», y terminó convertida en una espacio intelectual orientado al conocimiento del alma y a su transformación -alquímica- con la sola ayuda de las aventuras iluminadoras del espíritu. Una obra que se extendió a su monumental trabajo como traductor, y no sólo de Petrarca o de Dante -del que fue el mejor de todos sus traductores a cualquier lengua- sino, también, de los poetas brasileños y portugueses del siglo XX, de cuyo conocimiento en España y en Europa fue, en gran medida, el más temprano y activo de sus responsables. Aquí te lo dejamos, encima de la mesa, para aliemento del alma...






(En caracteres más oscuros y del color de la tierra mojada, el lector podrá encontrar una biografía del poeta Ángel Crespo, adentrarse en su mundo poético a través de una amplia selección antológica o adquirir noticia de los libros del autor -y sobre el autor- editados por El Toro de Barro y, de un modo especial, de su Oculta transparencia)





jueves, 6 de septiembre de 2007

Invitaciones de El Toro de Barro: La danza del Burka

La luctuosa noticia que nos llega desde el Líbano, y que afecta a una buena amiga y a una de las más antiguas lectoras de los poetas de El Toro de Barro en el país de los cedros, ha conmovido los cimientos de nuestro corazón, y lo ha armado con un puñal de hierro cuya punta levantamos en medio de la ira para cortar un manojo de rosas de la gran poeta libanesa
que no sabemos bien en qué mesa dejar para que crezca…
También hemos editado un amplio reportaje fotográfico en nuestro
Libro de las fascinaciones que, bajo el título de
Burka,
trata de dar cuenta de la terrible situación de la mujer en los países que respiran la atmósfera asfixiante de la Sharia, y en el que se incluye un enlace del color de la tierra mojada que nos conducirá de lleno a la
La danza del burka,
con cuyos versos el poeta español Carlos Morales lanzó un terrible y demoledor alegato contra el totalitarismo en honor de las víctimas del atentado del 11 de marzo en Madrid.
Esta vez, la nuestra no es una invitación para la alegría....